Debido precisamente a sus propiedades hidratantes, la parafina está muy indicada para pieles secas, que presentan problemas de hidratación, falta de elasticidad y grietas o escamas que puedan aparecer como resultado de la sequedad de la piel.
La aplicación de la parafina sobre la piel tiene la peculiaridad de que forma una película aislante que evita que se pierda o evapore la humedad del tratamiento y favorece que se mantenga en las capas internas de la piel. Es decir, contribuye a retener la pérdida de hidratación manteniendo la temperatura corporal eliminando además las toxinas. Es por ello que las zonas donde más se suele emplear este sistema son: en manos, muñecas, codos, hombros, pies, tobillos, rodillas, muslos y en la cara.